¿Cómo podría explicártelo para que lo entendieras? – me dice mi amigo Roger Capdetró con un vaso de vermú en la mano – Vivimos en la sociedad de la abundancia. ¿Tú has oído hablar del PIB, el Producto Interior Bruto? Pues es la madre del cordero. Los fuerzas económicas sociales (estatales, privativas y eclesiales) toman la responsabilidad de construir la torre del capitalismo socializante, es decir, una distribución sacra y ecuánime de la riqueza de la patria, es decir: más para los que más tienen y menos para los que menos poseen. Lógico, ¿no?. La base incultivada proletaria responde con su única herramienta que es la fuerza brutal, verbigracia, el curro, también llamado trabajo (¡oye, chaval, ponnos aquí dos vermús más y una de boquerones en vinagre, coño, que nos tienes secos!). Pero, y sigo donde lo he dejado, ¿qué es lo que pasa cuando el lodo financiero...
Y así durante dos eternas horas. Me cago en la madre que parió al Roger de los cojones.

Andamos por callejuelas. Piedra, piedras, muchas piedras. Muros de piedra serpenteantes y tal. Oímos que un ¡Buenos días! sale del alfeizar de uno de los muros. Un hombre nos mira desde lo alto. Pelo corto y cano. Cara redonda con surcos profundos como grietas en la piedra. Y una camiseta amarilla, sucia y tiesa, de la selección brasileña de fútbol.
- ¡Buenos días! – nos saluda como si nos conociese de toda la vida.
- Hola.
- ¿Son ustedes españoles?
- Ps-sí...
- ¿Extranjeros? Du yu espic inglis?
- No, de Barcelona.
- ¡Barcelona! ¡Oh, Barcelona! ¿Hablan catalán?
- És clar
- ¡Oh!, ¡yo también hablo catalán! Ahora me voy a lavar y a afeitar, ¿sabe? Hay que lavarse y afeitarse, si no hueles mal y asustas a la gente. Si vas afeitado y lavado puedes conversar con los demás... charlar ¿sabe?.
- Sí, claro.
- Ahora me voy a lavar y a afeitar, para estar limpio.
- Claro, adeu. Bon dia tingui!
- Adeu, adeu, adeu, adeu, adeu!
Y en su platillo volante marcha hacia el espacio sideral, hacia Raticulín quizás.

Josep, tinc que parlar amb tu.
Quan la meva dona em diu que té que parlar amb mi, jo tremolo:
T’en recordes el dia que va morir la mare?
I t’en recordes també que vam beure potser una mica massa?
I t’en recordes que, Deu ens perdoni, vam acabar fent l’amor esbojarradament?
Doncs... noi, no sé com t’ho has fet, però m’has deixat ben prenyada. Prenyadíssima, jo diria.